“¡Qué bueno verla de nuevo!” grita una educadora cuando Sylvia, abriendo lentamente la puerta, ingresa hasta una de las salas del jardín infantil “Central Lo Hermida” en la comuna de Peñalolén, Santiago. Son cerca de las 11 de la mañana, y en cada espacio niñas y niños realizan sus respectivas actividades al tiempo que ella recorre el lugar que dejó el pasado 30 de abril.
Tras titularse como educadora de párvulos en la Universidad de Chile bastó poco tiempo para que su vida personal y profesional se vinculara a la JUNJI. En 1976 asumió la dirección del Jardín Infantil Capullito de Ternura de Renca, para en 1987 trasladarse como directora al jardín Central Lo Hermida. “Como establecimiento fuimos parte de la evolución de las políticas educativas del país hasta llegar al nivel que conocemos hoy. Nos enfocamos no solo en el trabajo local, sino que también en promover capacitaciones, ir renovando y compartiendo las propuestas nuevas en cuanto a educación. Como jardín, y como educadora, fuimos creciendo y evolucionando en compañía de las familias y redes cercanas”.
Luego de recorrer el establecimiento que atiende a más de 200 niñas y niños del sector, Sylvia ingresa a otra sala. Allí saca algunos álbumes de fotos que registran todas las actividades que se realizaron mientras ella estaba a la cabeza del equipo educativo: inauguraciones de nuevos espacios, presentaciones musicales, ceremonias de graduación, conmemoración de fechas relevantes y el acta donde se muestra la votación que la comunidad llevó a cabo para bautizar el jardín como “Central Lo Hermida”. Todos los cambios que el jardín ha vivido por más de cuatro décadas fueron guardados por Sylvia y su equipo; un registro que demuestra el compromiso y el trabajo en terreno que la llevó a ser una funcionaria destacada y querida hasta su último día como directora.
Además de impulsar importantes obras al interior del jardín e incorporar varias experiencias educativas donde niñas y niño son protagonistas a través del juego, la creatividad y exploración, Sylvia destaca que uno de sus mayores logros fue lograr la unión de todos los actores sociales en torno al jardín infantil: familias, vecinos, municipalidad y redes asistenciales. Esto último, remarca, les permitió llevar adelante muchos proyectos importantes como la construcción de nuevas salas y espacios para el mejor desplazamiento de los párvulos y la realización de talleres sobre ciencia, psicomotricidad, etcétera. “Una como educadora no se detiene nunca, siempre va por más y más en pro de las niñas y niños”, señala
Ya finalizando el recorrido por el lugar que dejó hace pocas semanas, tras décadas de trabajo y aprendizaje junto a niñas y niños que siguen abrazándola al verla, reflexiona: “Voy a extrañar mucho compartir con las niñas y niños del jardín (…) siempre estuve rodeada de ellas y ellos, fueron generaciones y generaciones que tuve la suerte de conocer”.