Talca, (@JUNJI_maule). En una región con más de 30 mil km² de superficie, una treintena de comunas y una alta dispersión geográfica, es vital contar con programas que entreguen educación a los sectores (semi) rurales donde la oferta tradicional es baja o nula.
Los Centros Educativos Culturales de la Infancia (CECI), el Programa de Mejoramiento de la Infancia (PMI) y el programa Conozca a su Hijo (CASH) de la Junji, cumplen este rol, y en un año marcado por la distancia física y la paralización de clases presenciales, han liderado procesos innovadores para dar continuidad a los procesos pedagógicos en contexto de pandemia.
Entre las estrategias más destacadas, la coordinadora regional de los programas educativos alternativos, Romina Oyarzún, detalla: “Durante este periodo, hemos realizado más de 20 cápsulas audiovisuales con diversas temáticas como higiene bucal, cuidado del medio ambiente, experiencias con material reciclado y contención emocional, entre otras, las cuales se almacenan y difunden a través de la plataforma Youtube con las encargadas de los centros alternativos, quienes, a su vez, difunden con sus familias usuarias”.
¡Pero eso no es todo! Porque además de utilizar los canales digitales, también han sabido aprovechar las instancias de entrega de canastas de alimentación Junaeb, para entregar a los párvulos material de enseñanza junto a una sugerencia de experiencia de aprendizaje que pueden realizar con este material.
“Cabe destacar que el material de enseñanza se potencia con material reciclable o propios de la naturaleza de cada comunidad educativa, como la incorporación de material natural para potenciar las experiencias de aprendizajes sugeridas”, agrega Oyarzún.
Finalmente, una tercera innovación implementada durante el periodo pandémico por Covid-19, ha sido el envío, a través de WhatsApp o la APP “Mi Jardín”, de experiencias de aprendizajes contextualizadas y particularizada a los grupos de niños/as, siempre relevando la potenciación de las artes, en el caso de los centros CECI, y la potenciación de la cultura local, en el caso de los centros PMI.
Romina Oyarzún concluye que cada uno de los procesos antes mencionados, son acompañados y apoyados por las educadoras itinerantes y monitores de arte, además de la realización constante de retroalimentación con las familias usuarias, para recopilar evidencia, opiniones y oportunidades de mejora.
En cuanto a la vinculación del desarrollo psicoemocional de niñas y niños, con las expresiones artísticas que potencian estos programas, Carolina Alegría, subdirectora de Calidad Educativa de la Junji Maule, manifiesta: “En educación inicial, la comunicación y los diferentes tipos de lenguajes, en los cuales se incluye la expresión artística, son fundamentales para el desarrollo integral y emocional de los niños/as, ya que por medio de estas manifestaciones es posible que puedan externalizar la creación de su propio universo, compartir sus destrezas, alegrías, temores o esperanzas. Hoy, en medio de esta pandemia, se hace aún más necesario potenciar las expresiones artísticas en al hogar, para asegurar una infancia positiva y el desarrollo de una creatividad ilimitada”.
Opinión que apoya el director regional de la institución, Adolfo Martínez, quién refuerza sobre lo esencial que es, más aún en el contexto actual, mantener vigentes los procesos pedagógicos en sectores rurales.
“Las familias usuarias de los programas alternativos viven, en muchos casos, en sectores donde no hay una buena conexión a internet, por lo tanto, se vuelve imprescindible que como institución les entreguemos todos los insumos, soporte y acompañamiento, para que puedan ejecutar experiencias educativas de calidad”, finalizó la máxima autoridad de Junji en la región.