En un pequeño pueblo de la Patagonia chilena, ubicado a orillas del Lago General Carrera, en la comuna de Chile Chico, a más de 5 horas y media de la ciudad de Coyhaique se ubica el Jardín Infantil “El Paraíso”, de administración directa de la Junji Aysén. Con 27 años de funcionamiento, el establecimiento es dirigido por la Encargada Olga Quijada y su equipo está conformado por dos educadoras de párvulos, tres técnicos y un auxiliar de servicios. Hasta allí llegan diariamente 18 niños y niñas entre 6 meses y 4 años de edad, hijos de familias que se dedican principalmente a trabajos de turismo por temporadas.
A este equipo educativo llegó a comienzo de este año 2017, la educadora de la Universidad Católica de Chile Gladys Virginia Pérez Sebik (54 años) quien —en pocos meses— se siente más que parte de esta pequeña comunidad de Puerto Guadal, a la que ha aportado la valoración por la educación inicial.
Reconoce que “los niños estaban con un poquito de pena por la otra tía que se había ido”, pero afirma, que “cuando me fueron conociendo, se dieron cuenta que iban a estar bien conmigo. Las familias sabían de mi trayectoria, y entonces me preguntaron por qué había elegido Puerto Guadal para trabajar. Les expliqué que lo había visto en una fotografía y me había gustado mucho”, cuenta Gladys.
Desde que comenzó con su trabajo en el Jardín Infantil “El Paraíso”, Gladys ha aportado con actividades pedagógicas que ponen en el centro a la niña y el niño como protagonista de sus aprendizajes. “Todos los días tienen algo nuevo que entregarte, siempre salen con sorpresas y me hacen reir mucho. A veces puedo estar con alguna pena, pero cuando llego al aula y los veo, me hablan y salen con cosas que una ni se imagina; entonces, es impagable. Los niños y niñas son como la energía y el motor de mi vida”.
Aprendiendo sobre fotografía
Con esa motivación, Gladys puso en marcha el proyecto fotográfico “Este es mi Guadal”, que nació del propio entusiasmo de los 14 párvulos que tiene a su cargo.
“Los niños y niñas se fijaron que nosotras sacábamos fotografías de las experiencias pedagógicas como evidencia de nuestro trabajo. Entonces, un día, ellos nos preguntaron por qué sacábamos tantas fotos, les explicamos y nos dijeron que querían hacer lo mismo. Comenzaron con los celulares a tomar fotos a las actividades que realizábamos y también en el exterior. Fue así como les preguntamos qué les gustaría fotografiar, a lo que contestaron: ‘los animales, mi casita, el lago, los cerros, mis vacas’.
Así comenzó este desafío; visitando los lugares que más les gustaban o quisieran mostrarles a las personas que vienen de afuera, porque esta zona es muy turística, además de aprender a usar una verdadera cámara fotográfica por sí solos”, cuenta Gladys. “La idea es que todo el proceso sea producto de las decisiones y trabajo de los propios párvulos, desde las locaciones fotografiadas hasta el marco que sostendrán sus imágenes”.
Este proyecto fue expuesto durante noviembre en su jardín y luego en un evento cultural organizado por la comunidad, a la cual fueron especialmente invitados los párvulos del jardín “El Paraíso” para darlo a conocer. Y pronto la exposición será en la galería de arte de la localidad “Nahuelpichi” y más tarde esperan estar también en la Plaza de Puerto Guadal. Todos estos lugares fueron escogidos por las familias.
Con una trayectoria profesional de 28 años, Gladys es una convencida de que los niños y niñas aprenden más cuando “pueden ser completamente libres y como adultos los dejamos ser, para que ellos solos investiguen, exploren, creen, sin que intervengamos”. Por ese motivo, explica que como educadora “he tratado de no imponer lo que yo quiero en el aula, si no que, he intentado siempre de preguntarles a los niños y niñas qué les gustaría hacer”.
En sintonía con el lugar en que se emplaza el jardín infantil, rodeado de lagos, verdes campos y cerros, Gladys utiliza la naturaleza como recurso pedagógico principal. “Es lo que está al alcance en el exterior, en el lugar donde viven los niños y niñas, y sobre todo a esta edad les gusta mucho la naturaleza y explorar”.
Educación que va de la mano con el respeto y participación de las familias. “Más allá de las complejidades o problemas familiares, es importante ser cercanos y tratarlos a todos por igual, que se sientan reconocidos y valorados”.
¿El resultado? Hoy en día Gladys y el equipo educativo del jardín están orgullosos de ver el desarrollo de los párvulos, ha florecido su personalidad y se les ve activos y motivados por aprender, lo que se traduce en que la asistencia ha aumentado significativamente.